Si a la medianoche escuchas que las estrellas susurran tu nombre estas en la compañia

Princeps Atramenti

lunes, 27 de octubre de 2014

Esfuerzo

Yo sólo quiero ser feliz en esta vida. No me importa si no llego a ser un escritor de éxito ni el mejor profesor de latín del mundo; tan sólo quiero poder llegar a anciano y sentirme feliz por la vida que he tomado. Quiero sacarme la carrera de clásicas. Quiero viajar alrededor del mundo y conocer a cuanta más gente mejor; quiero ver otras culturas y otras historias. Quiero casarme con un hombre que me ame y a quien yo ame y tener dos hijos; el primero debe ser una chica y el siguiente un chico. Quiero vivir en un lugar en el que sea feliz; no importa si es un pueblo o una ciudad mientras sea feliz y esté rodeado de gente que me quiera. Trabajaré y educaré a los jóvenes hasta mi jubilación y, tras esto, me dedicaré a vivir feliz junto a mi marido sin ataduras; veré cómo mis hijos tienen hijos y amaré a mis nietos tanto como a mis hijos; los educaré y les contaré mi historia. No quiero esforzarme demasiado pero sí lo suficiente. Debo estudiar y dar lo mejor de mí en todo momento y a toda persona. Debo esforzarme por forjar una vida feliz para mí, para mi marido y para mis hijos; pero no debo enyugarme a una vida de trabajo. Quiero cumplir mis metas, quiero forjar mis amistades y enlazar mi destino con el de otros. Pero para cumplir mis metas debo esforzarme un poquito cada día; un poquito poquito poquito y poco a poco tendré mi destino en mis manos.

Por Falke Baum 

domingo, 28 de septiembre de 2014

Adiós

Adiós Madrid,
Adiós a las iglesias, a los
imponentes castillos.
A lo que aún queda por construir.
Adiós ventanas y callejuelas.
Adiós túneles y escaleras, a los secretos que aún no he podido descubrir.
Adiós a la gente que no he conocido, adiós a los teatros a los que no ido. Adiós a las damas por sonreir.
Adiós capital de España, de un imperio y de una gloria. Adiós ciudad oscura que mucho guardas en tu memoria.
Adiós gran ciudad, del ruido, del todo y del exceso, boda de luces y sombras, espera quieta mi regreso.

sábado, 26 de julio de 2014

Aquellas noches perdidas.

Volvemos a discutir. Esta vez por el color de la habitación. Volvemos a discutir, pero ya ni siquiera nos quedan fuerzas para seguir discutiendo. La monotonía del día a dia ha corroído lentamente nuestra pintura, tanto que no queremos sacar ni la brocha. Nos miramos a los ojos y no nos brillan. ¿Qué nos ha pasado?
Ni siquiera nos suenan nuestras voces. Siempre las mismas palabras, "lo siento, te quiero". Se nos han olvidado de tanto usarlas, tantos gritos, lágrimas, se oxidaron con el tiempo, lo que nos ha faltado para volver a sacarles brillo.
Antes brillábamos tanto. Éramos luceros ardientes. Nos consumia el amor, tanto que a veces nos veníamos grandes el uno al otro. Y al final no sé que hicimos mal, que caímos en el vicio del cariño sin remedio. Sinceramente, echo de menos que me calles con un beso.
Que voy a decir, empieza a hacer frío, y el viento muerde las esquinas de la ciudad que construimos. Siento que no basta con un poco de ropa de abrigo, y el verano se ve tan lejos. La llama es cada vez mas pequeña, no nos queda madera, solo alcohol, y lo vamos a necesitar cuando se consuma la mecha.
Dicen que el amor, cuando no muere mata, y que los amores que matan nunca mueren. Ambos seguimos vivos, asi que algo estamos haciendo mal.

martes, 15 de abril de 2014

Lucha

Dioses y hombres
por separado
Cada uno de ellos
en un apartado
¿Quien vencerá?
¿Quien ha ganado?
¿Quien admitirá
que ha sido aplastado?

domingo, 23 de marzo de 2014

De natura herois

La música estaba en el bosque. Era el bosque. Crecía por los troncos y se deslizaba por las húmedas hojas, saltaba por el riachuelo, entonaba junto a los pájaros; Golpeaba con el paso de las liebres, era el chillido agudo de  todos los roedores, la lúgubre y desesperada llamada del búho.

  El bosque era una orquesta. Y en medio de aquel auditorio estaba sentado un muchacho. En un claro, en un tronco, una sola persona.
   El chico era pálido, con el pelo castaño como los robles y los ojos del extraño azul del ocaso. Estaba en silencio, escuchando, aprendiendo, rodeado de un aura de ancestral sabiduría, de fortísima fragilidad.

    Percibía…

  Podía percibir la música del bosque, lo agitaba, despertaba sus emociones, lo hacía sentirse diferente. Diferente y único. Diferente y solo. Pero percibía eso y algo más. Algo como la belleza de la luz reflejada en el hielo, algo como una letanía en la oscuridad de un monasterio.
"No estás solo”-decía la luminosa y tenue voz- “No estás solo, aunque te empeñes en creerlo, hay mas antorchas, no te encierres, no te congeles. Debes encontrarles, compartir tu llama, crear una hoguera. Resiste, un día más, un paso más, haz que tu fuego no desfallezca. Porque la oscuridad se acerca y harán falta los que pueden ver la luz…"

Porque la oscuridad se acerca y harán falta los que pueden ver la luz.

El muchacho miró al cielo, las estrellas le sonreían. Se había hecho de noche. Se levanto y emprendió camino, guardado por el poder de la Luna. Merecía la pena seguir un día más, un paso más, una noche más.





domingo, 16 de febrero de 2014

Luna Lunaque

Querida Reina:

 Hoy te visto ahí, asomada al balcón de tu inalcanzable palacio, observándonos, posando en todos nosotros tu hermosa mirada. Estabas resplandeciente, en pleno fulgor de tu vejez eternamente joven. Asomada, curiosa, a ver que hacen los mortales.
  Te hemos visto, Luna, te he visto. Y nos has mirado y te he mirado, Luna, te hemos mirado. Estoy celoso. Seguro que te han mirado muchos más: Enamorados, solitarios, astrólogos metomentodo, científicos, románticos, niños con miedo, lobos y poetas ¿Por qué te asomas de esa manera a la terraza, Ojo preciosísimo de la Noche? ¿Tan curiosa eres? ¿Tan vanidosa?
 Pero da igual Reina, no puede nadie enfadarse contigo, demasiado bonita, ni echarte la bronca, demasiado alta. Ya nos has llenado a los escritores la mente de locas ilusiones y el alma de magia plateada. Nos has sonreído desde arriba, Luna, y te hemos llorado desde abajo, te hemos confiado nuestros sentimientos, esperanzas y deseos, guárdalos, querida, en tus enigmáticos mares.
Diles a tus Damas, las estrellas, que nos vigilen si no te vemos, que guarden las vidas de los poetas, pobres astros desterrados a la tierra, que iluminen nuestro camino a través de las eras.
Nosotros, Luna, nos comprometemos a guardar tu alma en la tierra, guarda tú, Reina, nuestras almas en el cielo.

Tuyo, con mucho cariño
Príncipe de la Tinta

P.D. Te he visto guiñarme un ojo desde detrás de aquella nube, creo que ya sabes.


martes, 11 de febrero de 2014

Búsqueda

¿Qué busco? Ni yo lo sé
Mi mente palpa distraída realidades

¿Qué siente? No lo ve
Ni distingue mentiras de verdades